Cuenta la leyenda que a San Frontonio lo decapitaron, como castigo a su fe cristiana, tirando su cabeza al río Ebro en Zaragoza y su cuerpo al cementerio, como era costumbre hacer en aquella época con los ajusticiados. El milagro se produjo cuando la cabeza, remontando el río Ebro, apareció en las orillas del río Jalón a la altura de Épila. Tras aquel fenómeno tan asombroso los epilenses lo nombraron su patrono.
Nadar a contracorriente todavía es posible. Es lo que, al igual que el santo, hicieron dos amigos: Fernando Mora, Master of Wine, dejó su profesión de ingeniero y Mari López puso a disposición de su amigo su patrimonio y sus viñas familiares, viñas de garnachas situadas en el centro de un triángulo que dibujarían Cariñena, Calatayud y Campo de Borja.
La zona goza de un clima continental con influencia mediterránea, una pluviometría escasa y un viento muy presente: el Cierzo. En 2008 Fernando Mora empezó haciendo vino en su casa. Un comienzo que dio origen a uno de los proyectos vinícolas más interesantes y originales de los últimos años en España.