Espina de Ferro tiene su origen en Vallespinosa (Tarragona), un pequeño pueblo de la Conca de Barberà, donde Fede y Roger (Fe rro) iniciaron su aventura cervecera impulsados e ilusionados con el potente y pionero movimiento “Craft” catalán del que son parte importante. También no hay que olvidar, y así lo atestiguan sus fundadores, conseguir agua de calidad en Cataluña para hacer cerveza en casa no era fácil y afortunadamente la casa familiar de Roger se la proporcionaba. Completamente autodidactas, estos dos amigos empezaron a elaborar cerveza en 2010 en Vallespinosa, y en 2013 dieron el salto comercial como cerveceros nómadas en distintas fábricas.
En enero de 2018 comienzan a elaboran sus cervezas en su propia fábrica sita ahora en Vilanova del Camí, lo que convierte a Espina de Ferro en la primera microcervecería de la comarca de la Anoia (Barcelona).
Según Roger Mateu, uno de los dos fundadores de Espina de Ferro, sus cervezas son «un producto muy variado, desde cervezas con menos ligeras y poco lupulizadas hasta otras más complejas y aromáticas.
La apertura de su fábrica ha ido acompañada con un proceso de crecimiento que ya ha llevado a Espina de Ferro a exportar sus cervezas pudiéndolas encontrar en Bélgica y el sur de Francia.